Cambio Climático y Agricultura:
Cómo Adaptarse a los nuevos Retos y Desafíos en la Agricultura.
1. Clima y agricultura: una relación inseparable
El binomio clima-agricultura es indisoluble. Cada práctica agrícola nace de un paisaje, y ese paisaje está moldeado por el clima. Si, como se suele decir, la cocina de una región es su geografía servida en un plato, podríamos afirmar que su agricultura es el reflejo directo del entorno: temperaturas, precipitaciones, humedad, horas de sol, combinadas con factores físicos como la calidad del suelo, la altitud o la pendiente.
Durante siglos, este equilibrio entre clima y agricultura ha definido qué se cultiva, cómo se cultiva y con qué resultados. Sin embargo, hoy ese equilibrio se ve alterado por una nueva variable que desafía nuestras certezas: el cambio climático. Si el clima cambia, cambia el paisaje, y con él, los cultivos y todo el modelo agrario.
Este blog te invita a reflexionar sobre esta transformación sin precedentes. Nuestro objetivo no es solo analizar los retos actuales, sino también destacar oportunidades de adaptación y soluciones ya disponibles. Porque el gran desafío no es simplemente producir más y mejor, sino hacerlo cuidando el planeta, garantizando alimentos accesibles y asegurando rentabilidad para quienes cultivan la tierra.
A lo largo del texto, abordaremos los principales factores climáticos y edáficos que condicionan la producción agrícola, el impacto del cambio climático sobre los cultivos, las estrategias de adaptación y el papel que puede jugar el biocontrol en este nuevo paradigma.
2. Avances del siglo XX y el nuevo desafío climático
Durante el siglo XX, la agricultura avanzó de forma notable gracias a la reducción de factores de incertidumbre que históricamente limitaban la producción. La selección genética de semillas, el uso de fertilizantes de síntesis, el desarrollo de productos fitosanitarios y la mecanización permitieron controlar con precisión aspectos antes incontrolables, aumentando la eficiencia y el rendimiento de los cultivos.
Sin embargo, hay un factor que sigue escapando al control humano: el clima.
El trabajo agrícola siempre ha estado ligado a la incertidumbre meteorológica. Los agricultores, los verdaderos protagonistas del campo, han aprendido a convivir con años mejores y peores en función de las condiciones climáticas. No obstante, en las últimas décadas, el cambio climático está introduciendo una nueva dimensión de imprevisibilidad: mayor variabilidad en las precipitaciones, episodios extremos de calor o frío, sequías intensas, lluvias torrenciales, pedriscos violentos, etc.
Estos fenómenos no solo dificultan la planificación agronómica, sino que obligan a replantear qué cultivos tienen sentido en determinados territorios.
Incluso aquellos que han sido característicos de una zona durante generaciones pueden dejar de ser viables si el entorno climático se transforma de forma drástica.
En un momento donde la eficiencia, la precisión y la rentabilidad son pilares fundamentales para la sostenibilidad económica del sector agrario, esta nueva inestabilidad impone retos sin precedentes.
El aumento de la temperatura media global, las alteraciones en los ciclos de lluvia y la frecuencia creciente de fenómenos extremos están provocando efectos directos sobre los cultivos.

A continuación, se detallan algunos de los más relevantes:
Fenómeno climático | Descripción | Impacto en la agricultura |
---|---|---|
Aumento de temperatura | Incremento de la temperatura media anual y episodios extremos. | Estrés térmico en las plantas, menos rendimiento, floración alterada, maduración acelerada. |
Sequías prolongadas | Períodos extensos sin precipitaciones suficientes. | Disminución de la disponibilidad hídrica, estrés hídrico, salinización del suelo. |
Lluvias intensas | Precipitaciones muy fuertes concentradas en poco tiempo. | Erosión del suelo, pérdida de nutrientes, anegamiento, mayor incidencia de hongos. |
Pedrisco violento | Episodios frecuentes de caída de granizo de gran tamaño. | Daños físicos en los cultivos, heridas que actúan como puerta de entrada a infecciones. |
3. Impactos visibles: cultivos en crisis y fenómenos extremos
Los impactos del cambio climático sobre la agricultura ya no son una previsión futura: están ocurriendo hoy. Numerosos cultivos, fundamentales para la alimentación global y local, están viendo comprometida su viabilidad en distintas regiones del mundo.
Algunos ejemplos significativos:
Cacao
Café
Arroz
Vid Mediterránea
Estos ejemplos evidencian que el cambio climático no es un fenómeno uniforme, sino que presenta múltiples expresiones territoriales que exigen respuestas adaptadas a cada contexto agrícola.
4. El doble papel de la agricultura: víctima y emisora
Además de verse afectada, la agricultura también contribuye al cambio climático. Según datos recientes, la actividad agrícola, junto con la silvicultura y el cambio de uso el suelo (AFOLU, por sus siglas en inglés), representa aproximadamente un 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).
Entender el origen de estas emisiones es fundamental para diseñar estrategias de mitigación eficaces.
Fuente de emisión | Descripción | GEI principal |
---|---|---|
Fermentación entérica | Digestión de rumiantes como vacas y ovejas. | CH₄ (metano) |
Fertilizantes sintéticos | Emisión de óxidos de nitrógeno por el exceso de nitrógeno en el suelo. | N₂O (óxido nitroso) |
Cambio de uso del suelo | Tala de bosques para convertirlos en tierras agrícolas o pastos. | CO₂ (dióxido de carbono) |
Maquinaria y combustibles | Uso intensivo de maquinaria agrícola alimentada con combustibles fósiles. | CO₂ |
Tabla 3. Principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero en agricultura
Para garantizar la producción de alimentos en el futuro, la agricultura debe transformarse. El objetivo es mantener la productividad, asegurar la viabilidad económica de las explotaciones y reducir al mismo tiempo su impacto ambiental. Existen varias líneas estratégicas ya identificadas como eficaces:
Estrategia | Objetivo | Beneficio adicional |
---|---|---|
Agricultura regenerativa | Mejorar la salud del suelo y capturar carbono. | Mayor fertilidad, estructura y retención de agua. |
Reducción de fertilizantes químicos | Evitar el exceso de nitrógeno y las emisiones de N₂O. | Ahorro económico, menor contaminación de acuíferos. |
Uso de biocontrol y bioproductos | Sustituir productos químicos por microorganismos beneficiosos. | Mayor biodiversidad, control natural de plagas y enfermedades. |
Energías renovables en finca | Reemplazar gasoil por energía solar, eólica o biomasa. | Autonomía energética, reducción de huella de carbono. |
Agricultura de precisión | Aplicar agua y nutrientes solo donde y cuando se necesiten. | Eficiencia en el uso de recursos y mejora de los rendimientos. |
Tabla 4. Líneas clave para una agricultura climáticamente responsable
5. Transición política y soluciones reales: entre el Green Deal y el campo
El equilibrio entre producción de alimentos a precios asequibles, sostenibilidad ambiental y rentabilidad agraria está en el centro del debate actual. En este contexto, las recientes movilizaciones de agricultores en toda Europa reflejan las tensiones que genera esta transición, especialmente en relación con el Pacto Verde Europeo y la reforma de la Política Agrícola Común (PAC).
El Green Deal europeo es una apuesta ambiciosa y necesaria para alcanzar la neutralidad climática en la Unión Europea en 2050. Dentro de este marco, la agricultura tiene un papel central. La estrategia “De la Granja a la Mesa” propone una transformación profunda del sistema agroalimentario europeo, con objetivos como:

– Alcanzar un 25% de superficie agrícola certificada como ecológica.
– Reducir en un 50% el uso de productos fitosanitarios químicos antes de 2030.
Estas metas, aunque orientadas hacia un modelo más sostenible, han generado controversia en parte del sector agrario. Algunas organizaciones agrarias,
sindicatos y productores argumentan que estas medidas reducen la competitividad de la agricultura europea, encarecen los costes y dificultan el mantenimiento de cultivos tradicionales.
Desde 1991, la Unión Europea ha ido retirando del mercado numerosas materias activas químicas por considerarse perjudiciales para la salud humana o el medio ambiente. Esta retirada ha sido interpretada por muchos agricultores como una amenaza directa a su modelo productivo, especialmente ante la falta de alternativas autorizadas eficaces.
Un ejemplo paradigmático es el biofungicida T34 Biocontrol®, formulado a partir de la cepa T34 de Trichoderma asperellum. Aunque la materia activa fue aprobada en 2013 tras cuatro años de evaluación, obtener la autorización de T34 Biocontrol® en Francia para el control de Phytophthora spp. en fresa está requiriendo dos años adicionales de tramitaciones y sigue en curso.
Este retraso burocrático se da en un contexto en el que muchos fitosanitarios químicos utilizados en patata están siendo reducidos o prohibidos, dejando a los agricultores sin opciones efectivas y sostenibles. Además, es frecuente que se incumplan sistemáticamente los plazos legales para la evaluación de nuevos productos.
Más allá de oponerse al cambio, las reivindicaciones del sector deberían centrarse en exigir a los gobiernos y a la Comisión Europea una mayor agilidad en los procesos de evaluación y autorización de productos de biocontrol. Estos productos, basados en microorganismos naturales con bajo o nulo impacto ambiental, son claves para mantener la productividad y proteger la salud humana y ambiental.
6. Una agricultura profesional y sostenible: el modelo que Europa necesita
Uno de los argumentos más repetidos contra la expansión de la agricultura ecológica es su menor rendimiento frente a la convencional. Aunque esta diferencia existe en algunos cultivos, especialmente cereales, se trata de una comparación muchas veces parcial y descontextualizada.
Por un lado, la agricultura ecológica actual cuenta con un catálogo muy limitado de productos autorizados, tanto fertilizantes como fitosanitarios. Por otro lado, el sistema convencional emplea tecnologías intensivas y recursos que, aunque eficaces a corto plazo, tienen un elevado coste ambiental.
Con el desarrollo de herramientas de biocontrol, bioestimulantes y tecnologías de precisión, es posible cerrar esta brecha productiva. De hecho, numerosos ensayos y productos registrados en países como Estados Unidos demuestran que una agricultura basada en principios biológicos no solo es viable, sino que puede ser más rentable y resiliente si los agricultores cuentan con las herramientas adecuadas.
El debate sobre la sostenibilidad también atraviesa el modelo de explotación agraria. En Europa, coexisten tres tipos principales de explotaciones:

1. Pequeñas fincas cuyo sustento proviene principalmente del turismo rural o actividades complementarias. La producción alimentaria es secundaria.

2) Explotaciones pequeñas o medianas tecnificadas, cuya actividad principal es la agricultura profesional y competitiva.

3. Grandes explotaciones agroindustriales, muchas veces integradas verticalmente en grupos que controlan desde la producción hasta la comercialización.
Cada modelo cumple funciones distintas. Pero si el objetivo es garantizar alimentos sanos, sostenibles y asequibles, fijar población rural y fomentar la innovación, el foco debe estar en el segundo grupo: explotaciones medianas-profesionales, capaces de adaptarse, invertir y aplicar buenas prácticas agrícolas sin depender de subsidios ni de fondos de inversión.
7. Conclusión: una agricultura sostenible es posible (y urgente)
El cambio climático obliga a replantear la producción agrícola tal como la conocemos. Este replanteamiento no puede posponerse. Exige combinar innovación tecnológica (sistemas de riego inteligente, agricultura de precisión, cubiertas vegetales, uso de microorganismos beneficiosos), con un marco político que facilite el acceso a nuevas soluciones sostenibles.
En lugar de bloquear el cambio, las administraciones públicas deben ser alineadas de la transición ecológica del campo. Esto implica:
- Agilizar la autorización de productos de biocontrol eficaces y seguros.
- Invertir en formación técnica para que los agricultores adopten estas nuevas herramientas.
- Garantizar rentabilidad agraria, protegiendo a quienes producen de forma responsable y sostenible.
Si eres agricultor, técnico o distribuidor:
Este es el momento de liderar el cambio.
En Biocontrol Technologies creemos que el futuro de la agricultura pasa por soluciones que respeten el entorno y garanticen la viabilidad del campo. Apostamos por una agricultura basada en el conocimiento, la ciencia y la innovación.
Contacta con nosotros, conoce nuestras soluciones de biocontrol y súmate al movimiento hacia una agricultura eficiente, segura y climáticamente responsable.
